Cuando besamos a nuestra pareja, lo más normal es hacerlo con los ojos cerrados. Es posible que en parte lo hagamos por no sacar de onda a la otra persona manteniendo los ojos abiertos como si fuéramos a devorarlo, otra razón podría ser por pena a ser observados, pero la ciencia nos dice otra cosa.
Un estudio publicado en el Journal of Experimental Psychology: Human Perception and Performance, muestra que nuestro sentido del tacto depende mucho de la carga visual que nuestros ojos y cerebro tengan que procesar.
Algunos medios de comunicación se han adelantado al afirmar que esa es la razón por la que besamos con los ojos cerrados, pero el estudio en cuestión no incluyó ninguna prueba con parejas besándose. Durante el estudio, a los participantes se les asignaron varias tareas visuales como buscar letras, variando el nivel de dificultad entre cada una de las pruebas. Al mismo tiempo que los participantes realizaban las tareas visuales, se les colocaron electrodos en las manos para poder medir la respuesta de su sentido del tacto a través de pequeñas vibraciones.